Peinando plumas: Cartas a unx humanx (parte I)

Esta carta nace de varios años de debates internos que he tenido desde que entré el mundo de la marihuana, en California y Oregon, como trimmer. Me voy a centrar en el tema de Palestina e Israel, que precisamente me sirve para tocar todos estos temas, que son: la migración, las diásporas, el turismo, la espiritualidad y la tierra. Lo voy a abordar desde un punto de vista personal porque me parece esencial exponerme, ser vulnerable, ya que creo que hoy en día es importante hacer las cosas así. Lo hago como un ejercicio para mí, pero también para aportar (que no, quitar) un granito de arena en el colectivo del que, de alguna manera, formo parte, lxs trimmers que, aunque ya muchxs no se dediquen a ello, me gusta seguir llamándonos así. Si este no-artículo llega más lejos, espero que sirva para transmitir seguridad y que sea un espacio abierto en donde generar un diálogo más compasivo. 

Me parece que el proceso interno y emocional de cada persona es tan importante como la ideología de cada unx. Y que una no define a la otra. Igual que creo que el pasado (nuestra historia personal y colectiva), el presente (cómo actuamos y pensamos) y el futuro (nuestras metas y manifestaciones) son igual de relevantes. No podemos existir si una de las tres nos falta y por eso somos seres únicos. A pesar de que la sensación de que existimos es mucho más fuerte cuando estamos presentes, creo que aceptar nuestro pasado y saber hacia dónde vamos, ayuda a estar presente. También defiendo que el subconsciente (imaginación, sueños) y la realidad ordinaria (¿qué coño es la realidad?), deberían estar al mismo nivel, para así poder sanar y generar consciencia, siempre individual y colectiva. 

He elegido el tema de Palestina e Israel porque es el tema actual y en nuestra comunidad hay israelíes y está siendo algo complicado entenderse con ellxs. Esto no es un ejercicio para intentar convencer a nadie de nada. Como ya he dicho, es simplemente una aportación, de la cual pretendo entender y aprender.

Hay una cosa que tengo clara y es que no puedo estar a favor de un genocidio y tampoco quiero callarme ni tener miedo de decir lo que pienso, que lo tengo. Lo tengo porque el juicio, vayas donde vayas, es grande y también un reflejo del juicio que yo misma practico. Es el cabroncete del doble juicio impecable.

Sé que hablo desde una posición privilegiada, pues ni soy de Israel ni de Palestina y por eso, toda la información que he recogido, la he mirado con una mente abierta y siempre con la intención de entender a lxs israelíes de la comunidad cuando, por ejemplo, se ofenden tanto cuando hacemos eventos benéficos para palestinxs. Me gustaría que el ejercicio de tolerancia fuera mutuo porque lo que tengamos que decir y lo que sentimos, es importante por igual. Son temas humanos, aunque a veces no lo parezcan. 

Vivimos en una civilización tecnológica en la que ser de un bando o del otro es más fácil y radical que nunca. Las cookies de los dispositivos solo te mandan la información acorde con tu ideales, a veces invisibilizando totalmente las otra realidades y por tanto, haciendo de la opinión genérica algo muy superficial. El juicio, lxs haters y lxs intolerantes crecen cada día precisamente porque cada individuo vive en su burbujita cibernética, (lxs israelíes no son la excepción) haciendo cada vez más imposible poder hablar de cualquier tema y hablarlo, sobretodo, con respeto. Si opinas eres una soberbia y si no opinas te juzgan por callar. Por tanto,  pensar por nuestra cuenta se ha vuelto más confuso que nunca. Y mientras la tecnología nos gana esta batalla, nos alejamos cada día más y más rápido, no solo de nosotras mismas, sino de lo esencial, de lo sencillo, de lo humano. La distancia entre las personas, marcada por una pantallita, nos vuelve más fríos y apáticos que nunca. Por eso, de vez en cuando, hay que pausar, respirar, observar y, si se puede, recordar a qué hemos venido, sin ser demasiado crueles con una misma. 

Aquí van unas preguntas que nos hago:

¿Qué nos pasa como sociedad, que también caemos una y otra vez con la misma piedra? ¿Por qué olvidamos? ¿Cómo recordamos? ¿A qué le damos importancia hoy en día? ¿Por qué es tan fácil el odio? ¿Qué es el Bien? ¿Qué es el Mal? ¿Existe un bien y un mal? ¿A qué hemos venido? ¿Cuál es el significado de la vida y de estar vivo en esta Tierra?


A lxs Pro-Palestina:

(Ejercicio de empatía con lxs Israelíes)

Para entender a lxs israelíes, he tenido que leer artículos sionistas, entrevistas a sionistas, debates sionistas, todo sionista. Pero lo de “sionista” es algo muy ambiguo y detrás de esa ambigüedad hay una personita, tan inocente, manipulable y maleable, como tú y como yo. Como he dicho antes, hay que separar la ideología de la persona. La ideología es una idea y estoy de acuerdo que, cuando esa idea se impone sin consentimiento, pues acaba en catástrofe. Independientemente de si una está a favor o no,  hay que entender de dónde viene la idea del Sionismo, el Estado Judío. 

Quien le dio popularidad al concepto fue Theodor Herzl, un periodista, dramaturgo, activista político y escritor austrohúngaro y judío, que vio en el Sionismo una oportunidad para que lxs judíxs del mundo tuvieran por fin, un lugar libre de antisemitismo. Un lugar en donde se asegurara que no pudieran ser expulsadxs nunca más de ninguna parte. Un lugar en donde no fueran ciudadanxs de segunda. Como ya sabemos, lxs Judíxs fueron siempre minorías y diásporas repartidas por el mundo porque nunca se les quiso, por lo menos en Europa y Rusia. Algunas de estas expulsiones fueron:

hace unos 2000 años atrás, cuando fueron expulsadxs de la tierra prometida, por lxs cristianxs romanxs; en  1492, mismo año en que la colonización española empezó, donde se lxs expulsó masivamente de la Península Ibérica. De hecho, todavía hay Judíxs que conservan las llaves de las casas que habitaron y hablan una lengua llamada “Ladino”, que mezcla el castellano antiguo de la época con el hebreo; y la gran migración de Judíxs con la que todxs estamos familiarizadxs, la provocada por el Holocausto. Saber esto ayuda a entender de dónde vino la idea del sionismo y posteriormente, la urgencia  de aplicarla.

En tiempos oscuros, cuando se te presenta una idea así, es muy fácil ilusionarse. Es una ilusión que quizás tú y yo nunca vamos a experimentar, pero me la imagino como cuando una sale de la peor relación que ha tenido en su vida, en la que ha sido humillada, violada, estolqueada, manipulada y tratada peor que a un animal, en definitiva, deshumanizada y, de repente encuentra un hombre inteligente, de buenas intenciones, divertidísimo, que cocina de puta madre, que sabe el camino que está andando y que le promete cuidarla para toda la vida. Y ella se enamora perdidamente como colegiala adolescente. Y es por eso,  que en un inicio, cuando el Sionismo empezó a popularizarse, la gran mayoría de Judíxs eran Sionistas. (Perdón por no poner un ejemplo menos mamarracha). Pero, como toda ilusión,  ésta solo puede nacer de una desilusión. Cuando nos ilusionamos es muy fácil caer en la idealización. Y esa idealización, cuando nos aferramos a ella porque todo lo demás da asco, acaba siempre con otra desilusión. ¿Debemos culparlxs?  No creo que sea justo. 

Lo que sí que podemos hacer es pensar en que quizás, la desilusión primera, fue provocada por  nuestrxs antepasadxs y quizás, hoy en día, hasta seamos nosotrxs mismxs. Es muy fácil ser ignorante porque se es ignorante de casi todo, casi todo el tiempo. Pero si hay interés por conocer al vecino, quiero pensar que nos podemos llegar a entender. 

Durante la época previa a decidir si el Estado Judío debía manifestarse o no, hubieron muchos debates sobre si era moral o no, si era necesario o no, cómo debía ser, dónde se debía de crear -las opciones eran: Uganda, Etiopía, Argentina y, por último, Palestina- y, en definitiva, se tuvieron debates en donde se tocaron todos los temas pertinentes y diferentes puntos de vista e ideologías respecto al Sionismo. A pesar de las advertencias de lxs propixs Judíxs de que quizás era peligroso acabar como cualquier otro Estado colono, muchxs tomaron la decisión de irse para Palestina. Muchos otros más, se fueron para las Américas.  Al fin y al cabo, esos debates intelectuales y políticxs fueron precisamente eso: debates entre intelectuales y políticxs. La gente corriente solo quería vivir en paz y recuperarse del trauma del Holocausto y de los pogromos en el este de Europa y Rusia.

Israel fue creado desde el miedo, la inseguridad, pero también desde la ilusión. Al principio fue un sionismo únicamente secular, es decir, puramente práctico y político. Pero evidentemente el hecho de que al final se ejecutara en su pasada y querida tierra prometida, pues añadió un toque de romanticismo al asunto. Aunque se hubieran ido de allí hacía 2000 años atrás, la idea de volver a casa, (una que nunca habían podido tener tranquilamente en casi ningún sitio del mundo) pues era como un sueño hecho realidad. El problema, como todxs sabemos, es que algunxs de lxs israelíes no tuvieron mucho tacto con la población nativa. Algunxs compraban las tierras, pero otrxs simplemente las robaban porque defendían que eran suyas. Ésto, poco a poco desató violencia por parte de lxs palestinxs. Y cuando el resto de sionistas (la gente corriente) se enteraban de alguna de estas reacciones violentas, y con el peso y sufrimiento del trauma generacional y personal, pues primero seguían pensando que era debido al antisemitismo; segundo, que todxs lxs palestinxs eran terroristas; y tercero, que necesitaban defensa urgentemente.

Cuanto más territorio ganaba Israel, más violencia ejercían lxs Palestinxs. El ejemplo más pertinente es cuando en 1947, cuando el territorio estaba bajo mandato de Gran Bretaña, salió el Plan de la ONU para la partición de Palestina en dos Estados. A lsrael le concedieron el 55% del territorio y a Palestina el restante, siendo lxs palestinos la mayoría demográfica. A lxs palestinxs les pareció una provocación en toda regla, cogieron las armas y empezaron una serie de ataques a la población sionista, que alimentaron la idea de que necesitaban más seguridad (lxs sionistas). Lxs sionistas tampoco estaban muy satisfechxs con la resolución porque se dice que les tocaron zonas más desérticas, pero la aceptaron desde la sincera gratitud de poder tener su propio Estado y poder, por fin, vivir en paz. Siempre han pensado que si lxs palestinxs la hubieran aceptado también, hoy en día habría paz. La reacción de Israel fue sacar al ejército militar y defender a su gente. Se pudo ver por primera vez, el gran poder militar de las FDI (Fuerzas de Defensa Israelí), en aquel momento, la Hagana. Lxs palestinxs, asustadxs, se fueron y fueron expulsadxs de sus casas para salvarse la vida, y así es como empezó la Nakba, la gran catástrofe, en árabe. Shoá, en hebreo, significa lo mismo. Fue la palabra que usaron lxs Juidíxs nada más 2 años atrás, cuando terminó el holocausto. Para mi es un claro ejemplo de lo que significa una respuesta traumática. El miedo de la población judía era real y siempre lo ha sido. Y ese miedo se puede explotar muy fácilmente.

A partir de ahí, las resistencias palestinas fueron en augmento y de modo clandestino. Tenían el apoyo de otros países árabes cercanos. Esto incrementó el miedo de la población israelí, que si no trabajaban con las Hagana, no veían mucho ni muy bien todo lo que sucedía en realidad. Pero lo que esuchaban constantemente, mientras iban construyendo una sociedad que se denominaba democrática, era sobre la violencia palestina, pero sobre todo, sobre el odio de lxs árabes hacia lxs judíxs. 

El miedo es algo que todavía no ha pasado.  Como cuando somos niñxs y nos imaginamos que hay un monstruo en el armario que se nos va a comer. El miedo es la emoción instintiva que precede a la muerte. Y la muerte, hasta que no estamos muertos, no es más que una idea. Pero una idea que da miedo, pues no sabemos qué hay detrás de la muerte. Lxs judíxs son una de las étnias del mundo que, generación tras generación han experimentado este miedo. El miedo a dejar de existir por culpa del monstruo del antisemitismo (que es real), que puede acabar en una muerte muy violenta. Un antisemitismo que hoy en día ha cobrado otra dimensión. No solo por que exista Israel y la ignorancia sobre el conflicto hace que mucha gente se decante por odiar, sino porque hoy en día, “antisemitismo” es un término que lxs intelectuales y lxs polítics Israelíes (sobretodo lxs de derecha) están usando excesivamente para manipular a su propia gente. Efectivamente, ahora existe un Estado Judío en el que se está debatiendo si ser antisionista es lo mismo que ser antisemita. Pero de esto hablaré un poco más adelante, en en link de abajo:

Lxs judíxs se diferencian de nosotrxs, justamente por esta vulnerabilidad. Esta inseguridad, que se reactiva tan fácilmente, es una característica integral en la identidad del colectivo Judío, que se debe de tener en cuenta y tratar con tacto y respeto. Porque lxs israelíes, que la mayoría son Judíxs, ven el mundo desde ese prisma. Es esencial que podamos generar espacios seguros para ellxs, lejos del juicio y con un acercamiento compasivo, que en ningún caso quiere decir que no podamos expresar nuestras opiniones sobre el conflicto. Pero si no nos mostramos sensibles, va a resultar imposible tener ninguna conversación y, de últimas, un proceso de crecimiento personal y colectivo.

La inseguridad ataca. Es una respuesta mental que viene de sentirse desnudx, vulnerable y desprotegidx.  Lxs israelíes, a pesar de tener una buena defensa militar y una tecnología punta, la mayoría no dejan de ser judíxs y vulnerables. Lxs israelíes quizás no son víctimas ahora, pero lo pueden llegar a ser en cualquier momento. Se dice que EEUU cada vez está más debilitado y que no hay que subestimar a los países árabes como Irán, Siria, Yemen y las fuerzas armadas de Hamás, Hezbollah (Líbano) y lxs palestinxs de Cisjordania. No hay país que esté más amenazado, para que se borre de la faz de la tierra, como lo está Israel. Y Palestina, claro.

Israel tiene un panorama político interno muy inestable ahora mismo. Tienen a extremistas antidemocráticxs como lxs supremacistas mesianianos, que están muy a favor del genocidio; están lxs ultraortodoxs, que no trabajan ni quieren saber nada de las FDI, que cobran de los impuestos de lxs Israelíes, y que no paran de hablar mierda sobre el sionismo y,  que por tanto, son también una amenaza para la existencia de Israel. En definitiva, hay una desestabilización de la sociedad y la economía significativas. Todo esto se suma a que la gran mayoría de gente de izquierdas alrededor del mundo, junto con lxs antisemitas, cuestionan la legitimidad del Estado Judío y protestan por la liberación de Palestina de una manera histórica, que abarca desde huelgas pequeñas a autoinmolaciones, como la que acaba de hacerse el miembro activo militar estadounidense, Aaron Bushnell. Es normal que lxs israelíes se sientan solxs, que solo puedan contar entre ellxs y que tengan una actitud defensiva cuando nos posicionamos con Palestina. Está en juego el hogar en donde varias generaciones ya han nacido. Además, la matanza durante el 7 de Octubre ha acabado por romper del todo la sociedad israelí. Lo sientieron como a una pérdida incalculable, tanto por la fe perdida en las FDI, como con su gobierno. Si toda la vida les han puesto en la cabeza que necesitan de defensa porque lxs Palestinxs lxs quieren matar a todxs, pues entiende que el miedo que sienten desde entonces es más real que nunca. Lo que pasó el 7 de Octubre fue una masacre y, aunque estés del lado Palestino, Israel no es lo mismo que lxs israelíes, y también necesitan que se les acompañe en el dolor. 

Para lxs que queremos la liberación de Palestina debemos hacer un esfuerzo con lxs compas israelíes de no juzgarles demasiado. Ellxs no son las primeras generaciones de sionistas que tuvieron la oportunidad de elegir si querían crear o no un Estado Judío, en un territorio donde ya había una población nativa. 

Ellxs nacieron con un Estado Judío hecho y derecho, y lo que sienten por Israel es exactamente lo mismo que tú sientes cuando, después de recorrerte el mundo, vuelves a casa y puedes volver a bañarte en tu mediterraneo,  a oler la comida de tu abuela, ir a tomarte una caña con tu madre y a sentir los abrazos de lxs tuyxs. De hecho, quizás ellxs lo sientan más intensamente, pues el miedo a dejar de existir y a perderlo todo, es constante. Y si se volviera a repetir otra expulsión, para ellxs se estaría reafirmando la idea de que nadie les quiere..

En realidad, lo único que nos están pidiendo desde el 7 de Octubre, es un poquito de compasión. 


Continuará…

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